Libby Day tenía siete años cuando su madre y sus dos hermanas fueron víctimas de lo que los medios llamaron la masacre de la granja de Kinnakee, Kansas. Ella salvó la vida y testificó contra su hermano Ben, a quien señaló como el culpable. Veinticinco años después, el Kill Club -una sociedad secreta obsesionada con crímenes célebres- localiza a una Libby en franca decadencia y pretende que les ayude a escarbar en los cabos sueltos de aquella noche, quizá en busca de alguna prueba que absuelva a Ben. Ella aceptará remover el pasado y volver a contactar con personas a las que deseó olvidar, siempre y cuando reciba a cambio algún tipo de honorario. Lo que Libby no sabe es que una verdad inimaginable saldrá a flote y la pondrá de nuevo en aquella misma situación: huyendo de la muerte en una carrera desquiciada.

Comenzando por Libby, la protagonista, la única sobreviviente de la masacre en la que pereció toda su familia. La tragedia dejó huellas imborrables en ella y su carácter, y está convencida en que es una persona mediocre, egoísta y mala. Está chica es sumamente interesante, su perfil psicológico y emocional es alucinante, realmente algo único, una prota como pocas. Totalmente desagradable. Es muy difícil sentir empatía hacia esta chica, incluso llegas a dudar si no habrá sido ella, una pequeña niñita retorcida, quién asesinó a toda su familia e inculpó a su hermano. Me encanta este personaje, es muy complicado conectar con él por su manera de ser y eso le da una dimensión súper extraña e interesante a la novela. Si Libby se desagrada a sí misma, ¿cómo va a agradarnos a nosotros?

Realmente un muy buen trabajo en ese aspecto.

La historia es oscura e interesante, y sí, tiene un giro argumental devastador. Sin embargo, esta vez no me pareció tan redondo, sino algo tirado de los pelos y predecible, al menos a la mitad.

Pongámoslo así: este libro tiene una especie de vuelta doble de los acontecimientos, que llevan a una resolución sorpresiva e inquietante. Sin embargo, una parte de esto me resultó predecible, hay un personaje, de toda esta banda de personajes enfermizos que Lugares oscuros nos brinda, que resalta entre los demás por lo enfermo, y nuestra brújula interior instintivamente apunta hacia él todo el libro, por lo tanto, cuando sí resulta estar involucrado... ya lo esperábamos. O ya lo esperaba, ya que eso fue lo que me pasó a mí, es mi experiencia con la lectura. El resto de la resolución sí me tomó por sorpresa y tiene una buena base, así que no estoy nada disconforme con el final.

Otra pega que le encontré al libro fue que pierde el ritmo. Todos los libros de Gillian en algún momento se me hicieron algo lentos, pero por lo general al comienzo. Mi problema con Lugares oscuros es que se puso lento en el lugar equivocado, en el nudo de la trama, en el punto en el que tenía que tenerme comiéndome las uñas de la ansiedad, no perdiendo mi interés. Sin embargo, no es más que un altibajo.

Ritos satánicos, un baño de sangre, escenas descriptivas hasta lo desagradable, mucho morbo y la inestabilidad de nuestra especie a flor de piel, componen este libro misterioso y retorcido. Una lectura que concluis sintiéndote sucio, con la necesidad de darte un baño... por dentro, y con una sensación de desolación inmensa, pero con unos gajitos de emoción y tristeza, esperanza y resignación, todo mezclado de una manera grandiosa. Logra asquearte, sorprenderte y emocionarte, ¿qué más se puede pedir?

"El verdadero defecto espantoso de la humanidad es nuestra capacidad para la crueldad, todos la tenemos"

Una gran lectura. No es mi favorito de la autora, sin embargo, es uno de los mejores thrillers que he leído. Así de grande es el trabajo de Gillian. Sin dudas, hasta en el más flojo de los casos su nombre es garantía de calidad en lo que a la novela negra y personajes siniestros se refiere. Y la amo por eso.

No veo la hora de que siga escribiendo y publique algo nuevo.

Lean a Flynn, no van a arrepentirse.