¡Peligro!, R.L.Stine 

De por sí este autor tenía que estar en este especial, porque es un icono de la infancia de cualquiera que haya crecido durante las dos últimas décadas.
Este libro, no solo tiene cuentos espeluznantes de R.L. Stine, como  Joe no es un monstruo, sino que incluye una recopilación con los cuentos favoritos del autor, algunos que inexorablemente terminan convirtiéndose en los tuyos, como La incineración de Sam McGee y Mister Polo. Historias macabras y espeluznantes que te dejan con los pelos de punta y piel de gallina, y se vuelven inolvidables.
Un libro super macabro que he leído sin descanso desde que cayó en mis garritas y que voy a seguir leyendo durante toda mi vida. Eso sí, al monstruo de la portada, todavía me cuesta mirarlo.

Queridos monstruos, Elsa Bornemann  

Siguiendo con la línea de lo macabro, vamos con mi favorito indiscutible de la infancia.

¡Queridos monstruos, yo los convoco!, he gritado cientos de veces en la oscuridad a ver qué pasaba y... bueno, todavía a veces me veo tentada de hacerlo.
En este libro, esta grande de la literatura argentina, dueña del cariño de generaciones y generaciones, nos demuestra que las chicas muertas también bailan, que las serpientes se enamoran con locura, que los fantasmas quieren andar en bicicleta, que hay actores que más que talento tienen muchas caras...
Historias que me sé de memoria pero que aún así sigo leyendo, historias que me siguen estremeciendo a pesar de los años transcurridos leyéndolas (¿Para qué mentir? ¡Ellas también desean andar en bicicleta, sigue causándome la misma impresión, escalofríos y espanto que a los diez años!).
100% imperdible y recomendable.

El velero de cristal, José Mauro de Vasconcelos 

Saltemos del terror al drama. Amo a este hombre, no lo descubrí en la infancia sino más bien en la pre-adolescencia, edad que creo que es perfecta para descubrirlo, y sus libros, crudisimos pero hermosos, tienen un lugar muy especial en mi corazón. Vasconcelos nos muestra el lado trágico y tierno de la vida, nos cuenta historias de lucha y adversidad, todo con una gran dosis de fantasía y ternura, que las hacen inolvidables El velero de cristal, si bien menos crudo que su renombrado, super famoso y recomendable, Mi planta de naranja-lima, nos narra la historia Eduardo, un niño discapacitado que, mediante un viaje mitad real mitad imaginario, tratará de encontrarle el lado luminoso a la vida. Una historia fuerte y triste, pero realmente hermosa.

Las aventuras y desventuras de Casiperro del hambre, Graciela Montes 

Lamentablemente, este libro lo conocí recién este año. Y digo lamentablemente porque me gustó tanto que desearía haberlo leído antes, mucho antes.
El narrador, un perro de lo más inusual, con una naturalidad pasmosa, una gracia tremenda y mucha ternura, nos cuenta su vida de desdichas, que comienza en el preciso instante en el que nace... el décimo primer cachorro de una madre con solo diez tetas.
Desde cómo logró sobrevivir a sus primeros días de vida, alimentándose de las gotitas que se escurrían de las bocas de sus hermanos, a cómo consiguió empleo como mascota, renunciando a él por la libertad de ser perro callejero, El Orejas, nos cautiva con su particular suerte e hiper simpática historia. Nos hace reír (mucho) y llorar (mucho también). Nos conmueve con sus reflexiones, con su ingenuidad y con su visión de la vida, una visión única que nos hace pensar y todo. Pero a nadie le sorprende que la vida se nos plante distinta desde la pureza de un perro, ¿no?
Una historia preciosa, totalmente distinta e imperdible. Simplemente imperdible.