Titulo: Otra vuelta de tuerca Titulo original: The Turn of the Screw Autor: Henry James
Genero: Terror Editorial: DeBols!llo
Sinopsis:
Otra vuelta de tuerca está considerada la historia de fantasmas por antonomasia y un hito insoslayable en la historia de la literatura universal. Protagonizada por una joven institutriz al cuidado de dos niños en una mansión victoriana, a lo largo de la narración intervienen presencias y personajes tal vez sobrenaturales. La anterior institutriz y el sirviente murieron en extrañas circunstancias. ¿Cuál es el secreto que se oculta entre los muros de la mansión? Para descubrirlo, el autor nos conducirá magistralmente por los vericuetos de la historia en un sostenido e inquietante crescendo.
Otra vuelta de tuerca, es una de las obras más famosas de Henry James y una pieza de literatura gótica universal extremadamente nombrada y reconocida. Ponderada como una de las mejores historias de fantasmas o de terror psicológico del siglo XVIII.
La situación es la siguiente, en vísperas de Navidad en una mansión se reúne un grupo de personas y narran aburridas historias de miedo, hasta que uno de ellos, Douglas, asegura que una mujer mayor de la que él estaba enamorado, le dejó al morir el testimonio escrito de los horrores que había vivido mientras era institutriz de dos pequeños, en su juventud, a los que acosaban los pervertidos fantasmas de dos antiguos sirvientes, en pos de apoderarse de ellos.
A nivel fantasmal, esta historia no es muy aterradora. Si bien cuenta con sus momentos de apariciones, estos no resultan demasiado impactantes ya que son absorbidos por las especulaciones de la institutriz y sus múltiples supuestos. Dejando al lector en ascuas, y sin ofrecer jamás ningún tipo de resolución o explicación efectiva.
Es una novela de supuestos, no de hechos.
Y eso es exactamente lo que buscaba el autor. Se dice de Otra vuelta de tuerca, que tiene tantas interpretaciones como lectores, ya que James hace un trabajo bastante desconcertante, deja todo a nuestro análisis y criterio.
La narración es buena, tiene esos toques deliciosos de las piezas góticas, resulta llevadera y aunque no sobra acción, no es ni tediosa ni decae. Sin embargo, es enredada. Henry James hace un excelente trabajo contando una historia enfermiza de la forma más enredada posible. Lo que nos lleva a una afirmación que muchas, muchísimas veces se ve ligada a este libro:
NO ENTENDÍ ABSOLUTAMENTE NADA.
Y hablando de eso, voy a explayarme sobre la mía. Esto va libre de spoilers y, claro está, no es más que un supuesto, mi interpretación personal. Como ya dije, no hay una correcta, simplemente comparto con ustedes la forma en la que yo percibí la historia:
Acá no hay fantasmas, sino abuso infantil y una institutriz obsesiva.
La forma enredada en la que la historia está narrada, en primera persona por la institutriz, enroscada, dubitativa, llena de supuestos, afirmaciones sin bases sólidas y especulaciones, nos lleva a la cabeza de alguien con cierto desequilibrio y delirante. Quien tiene una opinión especialmente distorsionada y alta de sí misma.
La manera en la que constantemente describe a los niños no es natural, los pinta con una perfección obsesiva, como ángeles bajados del cielo, perfectos y cariñosos.
Es especialmente enfermizo como se refiere a Miles.
Al niño le da una entidad adulta, es muy perturbador y en su ingenuidad, el lector que espera una historia de terror, se plantea si la criatura no estará poseída por el fantasma del atroz Quint, el sirviente. En lo personal, si bien las muestras de obsesivo afecto constante me chocaban, no fue hasta una escena en la que la institutriz se cuela en el cuarto del chico a la madrugada para increparlo, alegando que no quiere acosarlo pero que de lo contrario teme perderlo, y utiliza terminología muy sexual para describir sus intentos de sacarle información y posteriormente consolarlo, que definitivamente me decanté por la pedofilía.
Es que, si se lo lee descartando la trama paranormal y teniendo en mente el abuso, ese capítulo (el doceavo) prácticamente narra un ataque sexual hacia el final. Situación que, de otra manera, le atribuimos a las presencias fantasmales.
Lo acabo de releer y estoy asqueada. Definitivamente, para mí es eso.
Creo que si releyera el libro entero con esta mentalidad (y pienso hacerlo, ya que mi edición era un poco mala y temo haberme perdido cosas, así que quiero leerlo en su idioma original), no haría más que encontrar más escenas por el estilo.
Si bien su obsesión es por los dos chicos, es más fuerte con Miles a quien controla toda la novela, con quien se esmera para quedarse sola y SPOILER * y a quien definitivamente le termina quitando la vida con sus propias manos ante la perspectiva de perderlo ante el fantasma de Quint*. Y comienza a verlos como seres maliciosos cada vez que intentan apartarse de ella. Especialmente en el caso de la nena, que la describe como envejecida y pervertida, una vez que la criatura se opone a tenerla cerca y busca asilo en el ama de llaves.
¿Y los fantasmas?, se preguntaran ustedes. Y los fantasmas, les digo yo, para mí existen, pero no fuera del delirio de la institutriz. Son la amenaza de aquellas personas a quienes sus niños querían muchísimo, con quienes tenían una relación cercana y especial.
En su obsesión, el recuerdo de aquellos a quienes los chicos querían, es una amenaza que los aleja de ella, que teme que se los quite. Y debe combatirla.
SPOILER* Ni hablar de que los ve solo ella a los fantasmas *
Para finalizar, para mí en el comienzo ya hay pistas de todo esto, ya que Douglas estaba enamorado de ella aunque era mucho mayor, y luego afirma que la historia no dice de forma clara de quién estaba enamorada la institutriz y huye cuando le piden que lo cuente él. Lo lógico es que el lector piense que es de su patrón, pero esta historia turbia se encarga de demostrar que por él no siente ningún tipo de devoción.
Nada de esto explica algunas situaciones que son atribuidas a las presencias fantasmales, pero de todas maneras, el narrador es poco fiable, así que todo puede pasar.
En fin, para mí, una de las mayores historias de fantasmas del siglo XVIII, no tiene nada de paranormal, pero sí oculta horrores mucho, mucho mayores y, lamentablemente, más reales.
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-¡No quiero hacerlo! -sollocé desesperada-. No quiero salvarlos ni protegerlos. Es mucho peor de lo que me imaginaba... ¡No tienen salvación!