Durante eones todo el mundo me dijo que leyera Ready Player One de Ernest Cline porque lo iba a amar.

Otros lectores me decían que leyera Ready Player One.

Otros bloggers me decían que leyera Ready Player One.

Amigos me decían que leyera Ready Player One.

La humanidad me decía que leyera Ready Plater One.

Y yo: "Naaaah, quizás luego".

Entonces, cometí el mayor pecado de un lector: fui a ver la película sin haber leído el libro, y me encantó, así que por fin decidí que había llegado la hora:


Sí, sí, lo amé. Tenían razón, ya está. Cállense.


Wade vive en un futuro cercano en el que la Tierra es un lugar hostil y derrotado, así que la humanidad pasa sus días conectada a OASIS, un mundo de realidad virtual que les permite ser lo qué y quién quieran. 

Hace cinco años, el excéntrico y multimillonario creador de OASIS murió, y dejó un testamento de lo más peculiar: quien logre pasar tres pruebas y hallar un huevo de pascua dentro de OASIS, se convertirá en el dueño del juego, heredará millones, y se convertirá de la noche a la mañana en una de las personas más poderosas del mundo (¡el mundo real!).

Pero aún nadie ha logrado descifrar la pista para superar la primera prueba y, si bien Wade todavía no lo sabe, tendrá que luchar por ser él o alguno de sus amigos quién halle el huevo, antes de que lo haga la malvada corporación IOI, privatice OASIS y domine el mundo. 


Como podrán ver, la premisa de este libro no es nada que no se haya visto ya mil veces. De hecho, desde el inicio sabemos qué ocurrirá y cómo terminará la historia. Tiene toneladas de acción y emoción, pero no guarda muchas sorpresas vinculadas al hilo central del argumento.

Entonces, ¿qué es lo que hace tan bueno a Ready Player One? Ernest Cline, bichitos.

La historia es sencilla y básica, pero el ingenio y la pluma del autor lo son todo. Hace un trabajo estupendo con la narración, tiene chispa y una tonelada de humor y nostalgia, utiliza de forma sublime las referencias y sabe a la perfección cómo contar una historia de forma adictiva y ganarse la simpatía de toda una generación y los fanáticos de la cultura pop.

Ready Player One es un mimo al alma y al entusiasmo de quienes crecieron en los años '80, a los fanáticos de los videojuegos y todo lo de aquella época. PERO, no necesitas formar parte de ese nicho para disfrutar de esta historia, no, nop. A mí me aburre la realidad virtual y no conozco de videojuegos, y sin embargo acá me tienen, contándoles que disfruté como loca de este libro.

Los personajes no tienen demasiada profundidad, pero son genuinos y muy interesantes. Tienen mucho sass y sentido del humor.

Mis favoritos son Wade y Hache, no solo por separado sino también juntos. Son lo más.

El universo que crea no chorrea originalidad, pero no deja de ser atractivo. Y no me refiero solo a OASIS, sino también a ese mundo que nos espera de acá a treinta años.

Maneja de forma GENIAL la tensión, sabe cómo desesperarte y hacer que te sientas derrotado, maneja de forma GENIAL la acción, no hay escenas de relleno, no hay tiros, persecuciones y paparruchadas para que la historia parezca más cool. Y maneja GENIAL las emociones, sabe cuando hacerte reír, sabe cuando conmoverte. Disculpen, pero todo es un win.

La historia no es perfecta, ya dije que es predecible y a eso no hay con qué darle, ni con el estilo impecable de Ernest. Además, cuenta con varias salidas un poco fáciles, de esas que te dejan "Okay, mirá vos qué oportuno", pero la verdad es que no molestan. Y, tal vez esto no era tan notorio hace ocho años cuando salió el libro, pero sí choca ahora que el tema está (¡por suerte!) en auge, a veces es un poco machista. Nada serio, nada alarmante, solo una pequeña dosis de micromachismo típica del ámbito de los videjuegos y las computadoras al menos hasta hace unos años cuando era más usual que ese tipo de pasatiempos y gustos fueran atribuidos a los hombres casi en exclusiva. Hay algunos chistes, algunos comentarios, incluso algo en el tono, que te hacen ruido. Pero el mismo Cline guarda un giro de trama que lo compensa. Incluso hasta podríamos pensar que lo hizo a propósito, pero yo prefiero no subirme en ese tren. Disculpen la franqueza.

Sacando esos pequeños altibajos, esta es una gran historia, imposible no disfrutarla y se las recomiendo hasta con los ojos cerrados.

Me encantó. También me encantó la peli, aunque son dos piezas completamente distintas. Les recomiendo mucho las dos cosas.

Una adicción.